Sistema Educativo (1930 -1945)
En
los años treinta, la crisis económica y política permaneció en el país. La
primera duraría poco. La segunda,en cambio, abrió una etapa en la que se sucedieron los
golpes militares y “revoluciones” que pusieron entre paréntesis el consenso
liberal.
La
crisis económica mundial, el ascenso de los movimientos ideológicos
totalitarios en Europa, repercutieron en la vida política en Argentina,
conectándose con las tradiciones locales. Crecientemente, los espacios
educativos y culturales se dividieron a raíz de la lucha política.
Distintos
sectores intentaron reformar el modelo educativo en concordancia con sus
perspectivas ideológicas. Las corrientes nacionalistas, liberales y de
izquierda lucharon a raíz del contenido otorgado a los planes educativos, los
métodos pedagógicos y la formación docente. Pero fueron los sectores
nacionalistas quienes predominaron en la conducción de la educación.
Estos
grupos proponían una organización corporativa de la sociedad, se oponían a la
democracia y creían que la solución a la crisis radicaba en un orden asentado
en las instituciones tradicionales –la nación, la familia y las agrupaciones
profesionales- y en una sociedad jerárquica. En consonancia, la reforma de la
educación tuvo un lugar destacado en el intento nacionalista de reformular la
sociedad argentina.
El
intento de desterrar el laicismo y promover una educación religiosa fue uno de
los ejes de la política y de las luchas educativas de este período. La
celebración del Congreso Eucarístico (1934) en Buenos Aires contribuyó a
reposicionar a la Iglesia en la escena política nacional, en un contexto
político en el cual los grupos nacionalistas proponían que el país regresase a
las tradiciones hispánicas y jerárquicas de la sociedad colonial.
La
dirección del Consejo Nacional de Educación recayó en hombres vinculados en un
principio a la corriente espiritualista, quienes sostenían la importancia de
crear una escuela que no sólo preparara para la vida práctica, sino también que
apostara por el desarrollo de la esencia espiritual del hombre. Juan B. Terán,
presidente del Consejo, fue uno de las personalidades más destacadas en la
implementación de esta corriente. Un poco después, Jorge Coll y Gustavo
Martínez Zuviría fueron quienes dirigieron la política educativa, figuras
claramente ubicadas en filas católicas y nacionalistas.
La
orientación de la enseñanza se tornó nacionalista, patriótica y moralizante en
un grado que no había adquirido anteriormente. Dada esta orientación nacional,
la educación debía plasmarse en el desarrollo espiritual de los niños y en la
educación de utilidad práctica. Renegándose de lo que se llamaba el
“academicismo de la cultura enciclopédica”, se propuso una educación donde la
escuela era vista como centro de trabajo intelectual y vital.
Las
ideas de los sectores nacionalistas le imprimieron un signo propio a las
políticas educativas que derivaron en una reforma de los planes de estudios
(1935) y una nueva reglamentación para el uso y selección de los libros de
lectura y de texto (1933). La intención de reglamentar y regularizar bajo
nuevos parámetros la educación, se expresó, también, en un proyecto para
unificar las escuelas de todo el país bajo la autoridad del Consejo Nacional de
Educación que, finalmente, no prosperó.
Así,
el triunfo de estos grupos produjo un quiebre en las políticas educativas, por
lo que se atacaron las bases de la educación laica, se intervinieron las
Universidades y el Consejo Nacional de Educación y se persiguió a maestros y
profesores por sus posiciones políticas.
Con
el agotamiento del positivismo surgió el espiritualismo que apuntaba a una
educación integral: cuerpo, mente y alma. De esta forma, la escuela tradicional
comenzó a perder espacio y ese lugar fue ocupado por la denominada “Escuela
Nueva”, que se encargaría de centralizar la educación en el alumno y en el
rescate de las posibilidades con las que cuenta él mismo para “el hacer”.
La
pedagogía innovadora comenzó a contar con nombres propios como José Rezzano,
que influenciado por John Dewey, coloca en debate la concepción de una
educación integral formando ciudadanos para el mercado laboral, Clotilde
Guillén de Rezzano, que introduce la pedagogía de Decroly, las hermanas Olga y
Leticia Cossettini, Florencia Fossatti, Delia Etcheverry, Aníbal Ponce y el
uruguayo Jesualdo, entre otros.
Las
ideas de renovación que circularon por las aulas, se vieron siempre acompañadas
de ritos escolares como por ejemplo las marchas militares, los desfiles
escolares y la veneración a los héroes nacionales entre otros, buscando de esa
forma la educación del nuevo ciudadano.
La
vida en las escuelas no fue ajena al clima político del país. A partir de los
años treinta, convivió en las aulas una tendencia a la experimentación
pedagógica con otra corriente de cuño autoritario. La vida cotidiana de
maestros y alumnos se debió ubicar en algún lugar de estos dos extremos que
varió en cada situación específica.
Por un lado, las corrientes de la escuela nueva apelaban a la libertad y la iniciativa de niños y docentes en el proceso educativo. Por otro, la crisis del sistema político y el nacionalismo condujeron a dar un nuevo sentido a la regulación y el orden de la actividad escolar.
La
persecución de maestros por su filiación política estuvo acompañada de un
control incisivo sobre la actividad cotidiana de los maestros. Esto significó
una mayor normalización de la práctica docente, un reforzamiento de las
reglamentaciones que pautaban la vida escolar, y un mayor control directo de
las jerarquías educativas sobre los maestros.
Comision Nacional de Ayuda Escolar (Ley 12.558)
Reportaje
de "La Razón" a Alvear - 22 de junio de 1939
...
El secretario del doctor Alvear sale a recibirnos y nos pide que aguardemos un
momento.
Mientras tanto echamos la mirada a un tapiz. Representa la escena
de
una batalla. Un centurión galo parece amenazarnos con la espada. El tapiz, con
sus
figuras amarillentas, parece confiar acaso el resultado de la lucha indecisa al
filo del "gladium"... Entra el jefe delradicalismo con un "¿Cómo
está?" Esa sola frase y un ademán nos llevan a un ángulo y prolongan la
conversación. [Periodista] - Después de haber entrevistado los hombres del
gobierno, hemos querido ver a los jefes de los partidos...
Nos
interesaría, por ejemplo, saber a dónde va el radicalismo.
[Alvear]
- ¿Dónde va y qué busca el radicalismo? Se ha dicho con mucha frecuencia, pero
coincidiendo siempre: busca la normalización del país y la fraternidad entre
todos los argentinos, sobre la base del respeto a la ciudadanía. Pero hay cosas
importantes sobre las cuales no se ha hablado bastante: me refiero a la
penetración de las ideas totalitarias.
[Alvear]
- Si: más de lo que la gente cree. Y la culpa d e que esas ideas se difundan,
latienen quienes no han sabido ser fieles al espíritu de la democracia;
quienes, para permanecer en el gobierno, han hecho caso omiso de la voluntad
popular, apelando al fraude... Esto ha suscitado desconfianzas en el ciudadano
y lo ha retraído de los comicios...
En
muchas partes, como es de pública notoriedad, el pueblo no ha podido votar ni
elegir según sus derechos y preferencias. Pareciera que la clase dirigente ha
querido imponerle soluciones y esa clase dirigente, no ha encontrado el modo de
servir a grandes ideales. De ahí la desconfianza que reina en torno a algunos
hombres políticos.
Pero,
felizmente, el país posee una auténtica clase media y un pueblo que no ha
perdido sus reservas morales. Viajando por las provincias, especialmente por
las provincias del
Norte,
he visto a esos hombres emponchados del interior, amontonarse en las grandes asambleas
populares... Yo tengo confianza en esa fuerza...
Se
ha puesto en duda a la democracia, últimamente. Yo no dejo de reconocer que
ella tiene sus defectos. Pero considero que ellos son infinitamente menores que
los que incuba y sufre cualquier otro sistema. Supongamos que Hitler y
Mussolini tomarán un camino extraviado y anormal –que para mí ya están en él--
¿quién podría detener el frenesí de su poder desatado y las arbitrariedades que
cometiesen en el ejercicio sin freno de su voluntad? En cambio ahí está el
ejemplo en Francia. Hace algún tiempo se temió que en Francia pudiera imponerse
el comunismo. Banderas rojas, huelgas,agitaciones, contribuían a formar un
cuadro bastante inquietante. ¿Y qué hizo Francia?
¿Recurrió
a la revolución o a la dictadura? Le bastó un voto del Parlamento y un cambio de
gabinete. Eso es la democracia y por eso yo creo en ella.
El
mal nuestro radica, a mi juicio, en que nuestros hombres en general, no miran sino
el presente. Han perdido la noción del mañana; dan la sensación de estar de
paso... Ese estado de espíritu impide pensar en el futuro. El que proyecta una
obra pública, quiere inaugurarla él mismo, como si las obras públicas fueran
destinadas a servir sólo a la generación en que se actúa. Pero quiero recordar
el pensamiento de un
escritor célebre: "el tiempo sólo respeta la obra que se hace con su
concurso".Recordemos a Rivadavia,
Sarmiento
y Avellaneda: tres soñadores a quienes llamaron ilusos sus contemporáneos, pero
cuyos sueños resultaron más realidad que la que concibieron los positivistas
que los combatieron... Esos hombres pensaban por encima de su generación.
Miraban hacia la eternidad de la patria. Se diría que el país ha ido perdiendo
grandeza a medida que ha ido creciendo. Se ha achicado racialmente, espiritualmente
y también desde el punto de vista político. Racialmente, porque asistimos a un
problema antes desconocido: el de la denatalidad y la despoblación que se
acentúa. Espiritualmente, porque pareciera que ya no pensamos con amplitud, con
generosidad. Políticamente, porque sólo se piensa en el poder y no en la
utilización del mismo para servir a los intereses generales. Así vemos limitar
la entrada al país de los inmigrantes extranjeros. Una gran parte de nuestros
hombres políticos destacados fueron o son hijos de inmigrantes en primera generación.
Esos extranjeros se han adaptado al país y lo han enriquecido. Pero ahora, como
se piensa en pequeño, las puertas se cierran. Pero tampoco realizamos lo
suficiente para el hijo de la tierra. En mis viajes a través de la República he
visto niños descalzos, andrajosos, que padecen enfermedades, miserias y
hambre... Hay regiones en que los niños revelan un doble empobrecimiento,
físico e intelectual, que debiera preocuparnos seriamente. Mientras tanto -
¡tremenda ironía!-, hemos asistido a los homenajes reiterados que se le
hicieron a Sarmiento. Aquel espíritu amplio quería que progresara el país desde
su niñez a pasos de gigante, y hoy parece que se quisiera limitar el ritmo de
la vida argentina, caminando con paso vacilante e inseguro.
Hay
que pensar lejos, para cuando uno mismo ya no pueda presenciar las obras que inicia...
hay que mirar a la Nación más con los ojos del porvenir que del presente.
Mucha
gente se sorprende de que a mi edad, cuando tendría derecho al reposo, me entregue
a una tarea permanente, con todas las fatigas y amarguras que ella suele traer.
Pero,
es que me sostiene un optimismo invariable, la fe en el pueblo y en la
democraciay la convicción profunda del progreso de mi país.... El destino de
los pueblos puede ser interrumpido o detenido en su evolución, pero nunca
anulado, y la Argentina tiene un gran destino que llenar, al que llegará tanto
más pronto cuanto mayor sea el esfuerzo que realicemos... los hombres que
actuamos en cada hora...
El
doctor Alvear se levanta.
-
Continuaremos otro día, amigo periodista - y nos tiende la mano. .
En
la sala esperan varios visitantes. Y las figuras del tapiz siguen librando su
batalla tenaz, sin pedir tregua. Una batalla de largos años.
Marcelo T. de
Alvear.- Argentinos. Acción Cívica, Buenos Aires, 1941, p. 189 a 194.
5-
Guía
de estudio:
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